Un espectáculo pirotécnico cerraba la inauguración del Wanda Metropolitano. (FOTO: atleticodemadrid.com). |
Hace unos días escribía en este mismo blog unos párrafos sobre lo que suponía el cambio de estadio para el Atlético de Madrid y sus aficionados. Sin embargo, se me olvidó aclarar que todas esas líneas las escribí desde la más autentica ignorancia de saber como era el nuevo feudo rojiblanco desde dentro y de lo que sería con 68.000 almas animando a su equipo como lo hacían en el Manzanares. Ahora ya puedo decir que es lo que se siente cuando tus ojos y tu corazón ve eso mismo que no pude explicar hace unos días. Simplemente impresionante. Brutal. Espectacular. Grandioso. Una pasada.
Es cierto que el partido de ayer no parecía un simple partido de Liga. E incluso, no parecía que fuera la casa del Atleti. Todos coincidíamos en que nos recordaba a un desplazamiento europeo o la típica final, donde estás rodeado de miles de personas con la camiseta de tu equipo pero, sin embargo, sientes todo como extraño, como diferente. No tengo duda que eso serán los primeros partidos.
Más allá de eso, a ninguno se le olvidará ese momento en que entras, te paras y lo ves por primera vez desde dentro y, como yo, piensas o exclamas la frase mágica: "¡Qué pedazo de estadio!". O ese momento que ves a tu compañero de butaca y le afirmas tajantemente con una sonrisa nerviosa por el momento y la emoción: "Tenemos el mejor estadio de Europa".
Así lucía el estadio al finalizar el partido. (FOTO: Álvaro González). |
Aún así, todos estos momentos, estoy seguro, que nadie los olvidará. Porque como yo, todos los que ayer estuvieron en el nuevo coliseo atlético podrán decir muy orgullosos: "Yo estuve en el estreno del Wanda Metropolitano".
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