Cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío

Fernando Torres remata fuera una ocasión clara ante el Qarabag.
(FOTO: eurosport.es).
González, ÁLVARO | Madrid

Malas sensaciones, mal juego, mucha precipitación, falta de ideas, falta de fútbol, puntería nula y poca actitud. Después de estas palabras podría dar por concluida mi crónica sobre el partido del Atleti en Bakú. Pero no, hay que buscar el lado positivo de la situación de los rojiblancos en el grupo de Champions. Y lo ahí.

Lo primero pasa porque Simeone se percate por fin que ni Gameiro, ni Gaitán, ni Vrsaljko y ni Torres están a la altura que se les exige. Que Griezmann y Carrasco vuelvan a centrarse y se dejen de creerse las estrellas que este año no están demostrando serlo en el césped. Y que si Correa está bien, debe jugar.

Son muchos los pesimistas en el día de hoy que ven finalizado el ciclo de Simeone, que creen que el Atleti ya no puede optar a nada... Sin embargo, hay que recordar que análisis y comentarios parecidos se escuchaban allá por el otoño de 2015 cuando se empataba en similares circunstancias ante el Astana de Kazajstán. Esa temporada, los que no valían ni para ganar al novato de la competición se jugaron el trono europeo en la final de Milán ante el Real Madrid.

Eso sí, para repetir esa gesta y teniendo en cuenta que esta vez la posición en el grupo es menos favorable, hay que volver el verdadero "partido a partido". Esto significa que cada partido debe ser tratado como una final. Y no solo se tiene que escuchar en la sala de prensa sino que se debe plasmar en el césped.

Aun así, para los optimistas, el Atleti sigue dependiendo de sí mismo para clasificarse para octavos, consiguiendo los nueve puntos que restan. Y si no, habría que sacar la calculadora.  La cual dice que ganando a Qarabag y Roma en el Metropolitano, unido a una posible derrota de los italianos ante el Chelsea haría que los rojiblancos viajaran a Stamford Bridge clasificados. Tampoco es una utopía.

Las matemáticas, por lo tanto, dan opciones. Veremos si las sensaciones también. Es cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío. Y los aficionados atléticos están acostumbrados a llenarlo con esperanza hasta el final.

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